Viaje de ACN a Nepal: «Uno vuelve a casa humilde y pensativo»

Johannes Heereman von Zuydtwyck, Presidente de la Fundación Pontificia Internacional «Aid to the Church in Need» (ACN), y Veronique Vogel, responsable del departamento de Asia de ACN, han regresado de un viaje de visita a los proyectos de ACN en Nepal. En una entrevista con Maria Lozano hablan sobre chamanes, curaciones y el impresionante testimonio de la pequeña comunidad católica en el antiguo Reino hinduista.

Para nosotros, los europeos, Nepal es un país muy exótico y conocido solo como paraíso montañoso. ¿Qué sensaciones tuvieron en Nepal?

Es un país de muchos extremos: Himalaya y llanura, lechos secos de ríos y corrientes de cursos impetuosos, barrios modernos en las ciudades y pueblos «medievales», chalés y cabañas de paja, intelectuales y analfabetos; pero en todas partes muchas personas amigables y simpáticas.

Hace algunas semanas se conmemoraba el aniversario del asolador terremoto que sacudió a Nepal. ¿Han visto síntomas de la destrucción y devastación?

Sí. Desde casas totalmente destruidas hasta grietas pequeñas y grandes: en muchos sitios siguen observándose señales de esa catástrofe natural. En los barrios pobres, la gente vive en casas semiderruidas; se tiene la impresión de que el próximo golpe de viento las va a tirar. Pero de alguna manera, esas casas son sostenidas por estacan en ventanas y puertas. En una plaza asfaltada en pleno Katmandú siguen «viviendo» en carpas algunas familias, incluso con niños pequeños. Mejor no imaginarse dónde y cómo cocinas o sencillamente dónde hacen sus necesidades.

Según el Informe mundial sobre libertad religiosa, publicado por ACN el pasado noviembre, en el Vicariato apostólico de Nepal viven tan solo 8.000 católicos. ¿Cómo fue el encuentro con esa pequeña minoría?

Profundamente impresionante. Es una iglesia misionera: religiosas y sacerdotes viven frecuentemente en las más sencillas condiciones, en pueblos de mayoría hinduista; con su presencia dan testimonio del amor de Dios. Los jesuitas dirigen grandes complejos escolares. Los alumnos van andando hasta dos horas diarias, para formarse y así luego poder desarrollar el país. El número de fieles es muy reducido, pero está creciendo.

¿Qué es lo que más les ha impresionado?

La vida de tres religiosas que viven en una cabaña de paja, atienden enfermos y enseñan a los niños. Muy emocionante fue también el testimonio de un sacerdote que estudió en Roma y que desempeña un cargo directivo en el Vicariato apostólico: durante tres años estuvo viviendo en un pueblo de difícil acceso —y en la época de lluvias apenas accesible— para atender unas pocas familias católicas y para liberar a otras personas del miedo a los espíritus supuestamente malignos

¿Cuál fue el momento más bonito de su visita?

El testimonio de un antiguo chamán: nos dijo que se había hecho católico porque sintió la fuerza del Espíritu Santo cuando estuvo en una ocasión en una Misa católica. Desde entonces ha convertido al cristianismo tanto a su propio pueblo como a algunos pueblos vecinos. Cuando le preguntamos por qué los antiguos hindúes se han hecho católicos, respondió con toda naturalidad: por las muchas curaciones. Ese argumento lo oímos también de otros catequistas, que predican el Evangelio en los pueblos, que arbitran en disputas familiares y rezan con las personas por sus diferentes necesidades. Cuando nos lo narraban nos sentimos trasportados a los tiempos de los Hechos de los Apóstoles.

¿Qué se siente cuando se conoce los lugares y a las personas no solo por el periódico y la televisión, sino que se ha estado allí mismo?

Teniendo en cuenta la pobreza, una polución del aire en las ciudades inimaginable para nosotros, la horrible situación de las carreteras, las difíciles condiciones de vida para la mayoría de las personas, que tienen que trabajar físicamente muy duro y que sin embargo son increíblemente amistosos y accesibles, uno vuelve a casa humilde y pensativo.

Poco  después de su viaje, el 18 de abril, se produjo un incendio provocado que dañó la rectoría de la Iglesia de la Asunción, catedral del Vicariato Apostólico de Nepal, situada a las afueras de Katmandú*. ¿Oyeron hablar durante su viaje de discriminación de cristianos en el país? ¿Tuvieron la impresión de que los cristianos tienen dificultades en Nepal?

La noticia del atentado incendiario nos conmocionó. Precisamente ese centro de la Iglesia católica de Nepal nos impresionó mucho. Irradiaba una gran paz; en el patio había chapa ondulada para cubrir casas, que se reparte desde allí a las víctimas del terremoto de la comunidad. En esa iglesia, que había sido ya renovada, hindúes radicales hicieron explotar hace algunos años una bomba, que causó seis muertos. Lamentablemente es cierto que también en este pueblo, por lo demás tan pacífico, se está difundiendo miedo y temores por parte de fanáticos políticos y religiosos. Pero en general —así se nos aseguró una y otra vez— hay una convivencia pacífica entre cristianos, animistas, hindúes, budistas y los pocos musulmanes. No obstante, estos últimos se deslindan claramente de los otros grupos y son poco accesibles a iniciativas interreligiosas; por el contrario, las tribus animistas están muy abiertas a la fe cristiana.

¿Cuál es la labor de ACN en Nepal? ¿Cómo ayudan a la pequeña minoría católica in situ?

Como la mayoría de los católicos viven al este, es en esa región donde actualmente más ayudamos. Después el terremoto enviamos ayuda económica inmediata al Vicariato; por lo demás hemos ayudado a las pequeñas comunidades católicas con muchos pequeños proyectos, por ejemplo para conseguir un vehículo sólido para la labor pastoral. ¡La diócesis se extiende por todo el país! Por esto, las visitas a las comunidades van unidas a viajes en automóvil que requieren mucho tiempo. 

Es digno de mencionarse también el establecimiento de una biblioteca para que las familias católicas de todo un distrito, mediante un sistema de préstamo, pueda disponer de biblias, catecismos y libros de devoción. Así facilitamos que los católicos y las personas interesadas entren en contacto directo con libros religiosos cristianos. Por último, tampoco debemos olvidar los estipendios de Misas. Son una ayuda económica que alivia al Vicariato. La mayoría de los católicos son muy pobres y también muy jóvenes en la fe. Por eso no tienen ni el dinero ni la costumbre de ayudar a sus sacerdotes.

¿Qué proyectos les gustaría financiar en el futuro en Nepal tras las impresiones de este viaje?

Como ya hemos dicho, en el viaje hemos comprobado la enorme importancia de la labor de las religiosas para la población; pero al mismo tiempo hemos visto en qué estado en parte desastroso se encuentran sus alojamientos en los pueblos. Como respuesta concreta deseamos ayudar en la construcción de un nuevo convento para una pequeña comunidad de religiosas en el este de Nepal. También me da mucha alegría la ayuda para la participación de un grupo de jóvenes nepaleses católicos en la Jornada Asiática de la Juventud (Asia Youth Day), que se celebrará del 30 de julio al 9 de agosto de 2017 en Yogyakarta (Indonesia). Una pequeña comunidad vive de los encuentros.

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